El grito
- ¡Siempre haces igual, Alex!- dijo con tono de enfado Isa mientras entraban por la puerta de casa- ¿Por qué te ríes? ¡A mí no me hace gracia!-añadió.
- ¿Qué quieres que haga? Me tengo que reír porque eres una exagerada. -le respondió Alex entre risas.
- Es que si fuese una vez, dos… pero me dejas mal continuamente. ¿A mi padre que le importaba que ayer se me quemaran las lentejas?- le preguntó enfadada.
- ¡Eres tonta! No voy a seguir hablando contigo porque lo que quieres es discutir.- le respondió él enfadado mientras se quitaba el abrigo.
- Pues me vas a oír porque ya estoy cansada de esta situación, como lo de pedirle a mi madre que me convenza para dejar el negocio. ¡Es que no has parado en toda la cena!- le dijo Isa que se negaba a dar por terminada la conversación.
- ¿De qué hablas? ¡Anda, no inventes! Mira estás loca, yo no le pedí nada a tu madre.- le respondió Alex mirándola y riéndose de nuevo.
- Me dijo que si me iban tan mal las cosas como tú le habías comentado, que quizás era mejor dejarlo. ¿Se puede saber qué le has dicho a mi madre?- le preguntó Isa con curiosidad.
- ¡Ah eso! Le he dicho la verdad, que sólo a ti se te ocurre la chorrada esa de poner una tienda y que no ganas nada.- le respondió él. -Si yo lo digo por tu bien, que te vas a arruinar. Además me reconocerás que eres algo inútil para estas cosas ¡eh! –añadió mientras le daba con la mano en la cabeza y se reía.
- No gano mucho, pero de momento tampoco pierdo dinero y además ahora la gente se va animando más a comprar.- le respondió ella algo más calmada pero triste.
- ¿Y tú que sabrás? O es que ahora sabes de economía, ¡Anda no me hagas reír!- le dijo él cansado de hablar sobre el tema.
- ¡Fue a hablar! Ni que tú supieras mucho sobre esto…-dijo Isa riéndose.
- ¡Bueno ya está! Lo que sí sé es que o en dos meses ganas más dinero o sino ya te he dicho que te cierro yo mismo la persiana.- le gritó enfadado.
- ¡Ostra el bolso!- exclamó Isa.
- ¿Qué pasa?- le preguntó Alex.
- Se me ha olvidado el bolso en el coche- le cuenta ella.
- ¡No te digo yo! ¡Qué cabeza tienes!- exclama él enfadado.
- Pero no te enfades, voy a por él y punto- le dijo Isa.
- No, ¡quita de ahí!- dijo él y le empujó abriéndose paso por el pasillo- tú capaz de dejar el coche abierto, ya bajo yo a por él- añadió dando un portazo al salir de casa.
Isa se quedó pensativa. Quizás Alex tenía razón y era mejor dejarlo todo y no complicarse la vida. Se sintió incapaz de seguir adelante, se encontraba sola.
Durante la noche no paraba de darle vueltas al asunto. Sabía que Alex no cumpliría con sus amenazas, pero lo cierto es que si no empezaban a irle mejor las cosas, tendría que cerrar. No quería hacerlo, pero recordando las palabras de Alex, se preguntaba si ciertamente no valdría para los negocios.
- Alex, tenemos que hablar de lo de anoche.- le pidió ella.
- ¡Increíble! ¡Que estás perdiendo el tiempo!- le gritó él.
Isa solo pretendía contarle sus inquietudes, pero se dio cuenta de que no era buen momento. Estaba enfadado y volverían a discutir. ¡No era un buen día!
Autora: Miriam Tejeda Gómez