En la violencia de género no hay una sola víctima

En la violencia de género no hay una sola víctima

VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia de género es una extendida violación de los derechos humanos. Naciones Unidas define la violencia de género como:

“Todo acto de violencia basado en la per tenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada”.

Según la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente que goce de sus derechos y libertades:

La violencia en la familia es una de las formas más insidiosas de violencia contra la mujer. Existe en todas las sociedades. En las relaciones familiares, se somete a las mujeres de cualquier edad a violencia de todo tipo, como lesiones, violación, otras formas de violencia sexual, violencia mental y violencia de otra índole (…). Esta violencia compromete la salud de la mujer y entorpece su capacidad de participar en la vida familiar y en la vida pública en condiciones de igualdad”.

Consecuencias de la violencia de género en los niños y las niñas

Para un desarrollo emocional y social adecuado es necesario el fortalecimiento de vínculos afectivos libres de violencia. La violencia tiene consecuencias en el desarrollo de los niños y niñas, a corto, medio o largo plazo, que pueden manifestarse en las diferentes esferas en las que se desenvuelve su vida.

Cunningham y Baker (2007) sostienen que los niños y las niñas víctimas de violencia de género son aquellos que ven, que escuchan o que conocen y perciben el abuso y el control coercitivo ejercido hacia su madre. De tal manera, el abanico de consecuencias que pueden sufrir, es muy amplio y variado, yendo desde el daño psicológico hasta la muer te, pasando por secuelas físicas, educativas, sociales y de relación, de comportamiento o de vínculo con los propios progenitores, entre otras.

Desde los años 80, se han venido recogiendo los síntomas que se han observado en niños y niñas, incluso los bebés, testigos de violencia doméstica: llanto, ansiedad y tristeza, así como desórdenes en la alimentación y en el sueño. Los profesionales también han constatado y destacado que se produce un alivio en la sintomatología cuando los niños y las niñas son apartados del hogar violento.

Los efectos que provoca la exposición a la violencia de género dependen de una serie de factores que deben ser tenidos en cuenta: el tipo de violencia, la intensidad y la duración de la misma, así como la edad, el sexo, el grado de exposición y el nivel de desarrollo psíquico y emocional del niño.

Los efectos de la violencia de género que más comúnmente presentan los hijos e hijas de las víctimas son:

 

Problemas de socialización

■  Aislamiento.

■  Inseguridad.

■  Agresividad.

■  Reducción de competencias sociales.

 

Síntomas depresivos

■  Llanto.

■  Tristeza.

■  Baja autoestima.

■  Aislamiento.

 

Miedos

■  Miedos no específicos.

■  “Presentimientos” de que algo malo va a ocurrir.

■  Miedo a la muer te.

■  Miedo a perder a la madre.

■  Miedo a perder al padre.

 

Alteraciones del sueño

■  Pesadillas.

■  Miedo a dormir solo.

■  Terrores nocturnos.

 

Síntomas regresivos

■  Encopresis / Enuresis.

■  Retraso en el desarrollo del lenguaje.

■  Actuar como niños menores de la edad que tienen.

 

Problemas de integración en la escuela

■  Problemas de aprendizaje.

■  Dificultades en la concentración y atención.

■  Disminución del rendimiento escolar.

■  Dificultades para compartir con otros niños o niñas.

 

Respuestas emocionales y de comportamiento

■  Rabia.

■  Cambios repentinos de humor.

■  Ansiedad.

■Sensación de desprotección y vivencia del mundo como algo amenazante.

■  Sentimientos de culpa (ser el responsable de los conflictos entre sus

padres o de lo ocurrido o de no haber hecho algo para evitar la violencia).

■  Dificultad en la expresión y manejo de emociones.

■  Negación de la situación violenta o restar importancia a la situación vivida.

■  Tendencia a normalizar el sufrimiento y la agresión como modos naturales de relación.

■  Aprendizaje de modelos violentos y posibilidad de repetirlos, tanto

de víctima como de agresor, con la interiorización de roles de género erróneos.

■  La exposición crónica a conflictos parentales puede llevar al adoles-

cente a presentar más relaciones conflictivas y adicciones.

■  El estrés asociado con violencia en el hogar puede llevar a que el adolescente asuma comportamientos de riesgo y de evasión y que empiece a actuar con comportamientos violentos dentro del hogar.

■  Huida del hogar.

■  Las relaciones de los padres pueden tener además gran influencia en el modo en que los adolescentes establecen sus primeras relaciones sentimentales.

 

Síntomas de estrés postraumático

■  Insomnio.

■  Pesadillas recurrentes.

■  Fobias.

■  Ansiedad.

■  Re-experimentación del trauma.

■  Trastornos disociativos.

 

Parentalización de los niños y niñas

■  Asumir roles parentales y protectores hacia los hermanos menores.

■  Asumir roles parentales de protección con la madre.

 

En los casos más extremos, el final de esta historia de violencia es la muerte.

 

Formas de exposición a la violencia de género

Existen diferentes formas de exposición de los niños y niñas a la violencia de género. A partir de una de las definiciones más inclusivas del concepto, podemos entender como niño o niña víctima de violencia de género aquel o aquella que está expuesto a la violencia de alguna de las siguientes formas:

 

Perinatal: violencia que ejerce el hombre hacia la mujer embarazada.

Intervención: violencia que sufre el niño o la niña al intentar proteger a su madre.

Victimización: el niño o la niña se convierte en objeto de violencia psicológica o física en el transcurso de una agresión a la madre.

Participación: colaborar en la desvalorización hacia la madre.

Testificación presencial: el niño o la niña ven la agresión del padre hacia la madre.

Escucha: se percibe la agresión desde otra habitación.

Observación de las consecuencias inmediatas a la agresión: ven cómo ha sido herida su madre, cómo ha quedado el lugar donde ha sido agredida o ven llegar a la Policía o la ambulancia.

 

Experimentación de las secuelas: al vivir los síntomas de su madre, la separación de sus padres o el cambio de residencia, por ejemplo.

Escucha de lo sucedido: presenciando conversaciones entre adultos.

Desconocimiento de los acontecimientos: al haber sucedido lejos de los niños o las niñas.

En un solo episodio violento, el hijo o la hija pueden vivir varias de estas categorías, así como a lo largo de la historia de violencia.

Vivir en una familia donde la madre es maltratada significa estar expuesto a situaciones de opresión y control y a un modelo de relación basada en el abuso de poder y la desigualdad (Children who Witness Domestic Violence, informe de Carina OHLSON a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, 2010).

 

Este documento ha sido extraído en su totalidad de:

EN LA VIOLENCIA DE GÉNERO NO HAY UNA SOLA VÍCTIMA.(2011)

Atención a los hijos e hijas de mujeres víctimas de violencia de género

Save the children

 

COORDINACIÓN:

Elena Ayllon Alonso (investigadora principal)

Liliana Orjuela López

Yolanda Román González

 

EQUIPO DE INVESTIGADORES:

Sofía Czalbowski

Iciar Fernández Villanueva

Ignacio López Martín

Monserrat Plaza Aleu

Luis García Trigales

Virginia Rodríguez

 

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